Darmstadt.- Airbus Defence and Space ha entregado oficialmente la nave espacial LISA Pathfinder a la Agencia Espacial Europea (ESA) tras una revisión con éxito por parte de la Agencia.
LISA Pathfinder, demostrador de tecnología de detección de ondas gravitacionales de la ESA, comenzó sus operaciones científicas el pasado día 1. Con la liberación exitosa de las masas de prueba denominadas Jake y Elwood dentro del instrumento científico de la sonda se logró un nuevo hito en la carrera de la investigación científica. Las últimas pruebas en órbita se llevaron a cabo para asegurar que las masas estaban flotando libremente como se ha diseñado y las operaciones científicas al completo podrían comenzar.
"Después de más de 15 años trabajando en este programa desafiante, pero fascinante, todos los miembros del equipo estamos inmensamente orgullosos de que ahora hayamos entregado la nave espacial a nuestros colegas de la ESA", dijo FranÇois Aunque, máximo responsable de la División de Sistemas Espaciales. "El éxito de LISA Pathfinder allana el camino para futuros observatorios de ondas gravitatorias. Y ahora que la primera ola se ha medido en la Tierra, está claro que un observatorio espacial nos dará una nueva forma asombrosa de estudiar el Universo", añadió.
Ahora que están en órbita alrededor del punto de Lagrange (L1), ubicado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, las dos masas de prueba se han separado de un mecanismo de sujeción, alineación y liberación, y se mantienen en posición mediante un débil campo electrostático que se puede controlar de una forma muy precisa.
Los interferómetros láser miden la posición relativa y la orientación de las masas, que se encuentran separadas 40 centímetros una de otra, con una precisión inferior a una millonésima parte del grosor de un cabello humano, o lo que es lo mismo, menos de 0,01 nanómetros.
Airbus Defence and Space en el Reino Unido fue seleccionada por la ESA para construir la sonda espacial y el módulo de propulsión y para suministrar el satélite integrado. Airbus D&S Alemania fue elegida por la ESA y el Centro Aeroespacial alemán (DLR) para dirigir los sistemas del LTP, desarrollado con la contribución de compañías e institutos de investigación europeos.