Washington.- Como se preveía, equipos internacionales de científicos participantes en el proyecto Advanced LIGO (Laser Interferometer Gravitational Wave Observatory) han confirmado esta tarde en Washington la detección de ondas gravitacionales, cuya existencia predijo Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad hace exactamente un siglo.
Las ondas fueron detectadas el pasado 14 de septiembre por los dos observatorios LIGO norteamericanos, el de Livingston (Luisiana) y el de Hanford (Washington). Los científicos europeos agrupados en el proyecto italiano EGO Virgo, en Pisa, también anunciaron el resultado de las investigaciones.
Entre los miles de investigadores protagonistas del proyecto Advanced LIGO que ha dado con el histórico descubrimiento, una científica española, Alicia Magdalena Sintes Olives, profesora titular de Física Teórica en la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Doctora en Física por la UIB, ha realizado estancias postdoctorales, primero como becaria Marie Curie y como investigador senior en el Instituto Max Planck für Gravitationsphysik de Alemania, así como otras estancias más cortas en Portugal, Canadá, Reino Unido, Alemania, Austria e Italia.
Todos coinciden en que este hallazgo provoca una revolución en la manera en la que hasta ahora se observaba el cosmos, dando lugar a una nueva astronomía, la “astronomía gravitacional”.
En una multitudinaria rueda de prensa en Washington, los científicos del observatorio LIGO pusieron fin a meses de rumores y a la gran expectación despertada entre la comunidad científica ante un hallazgo que abre la puerta a redescubrir el universo, esta vez, sin necesidad de la luz.
“Hemos detectado las ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido", anunció el director del laboratorio, David Reitze, cuyas palabras fueron recibidas con una gran ovación por la audiencia repleta de científicos y periodistas. "Hemos tardado meses, pero lo verdaderamente emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana al universo", añadió.
Hace un siglo, Albert Einstein anunció la existencia de las ondas gravitacionales, ondulaciones en el universo provenientes de eventos cósmicos cargados de energía, desde explosiones de estrellas a colisiones de agujeros negros. Cien años después equipos numerosos de científicos comprueban que tenía razón el sabio alemán, Premio Nobel de Física de 1921. Seguramente este descubrimiento científico merezca también el reconocimiento del premio Nobel.
Las detecciones de LIGO representan un primer paso muy esperado hacia la apertura de una nueva rama de la astrofísica, según la Nasa. Casi todo lo que sabemos sobre el universo proviene de la detección y el análisis de la luz en todas sus formas en todo el espectro electromagnético-radio, infrarrojo, visible, ultravioleta, rayos X y rayos gamma. El estudio de las ondas gravitacionales abre una nueva ventana en el universo, que los científicos esperan que proporcione información clave que complementará lo que podemos aprender a través de la radiación electromagnética.
Al igual que en otras áreas de la astronomía, los astrónomos necesitan observatorios terrestres y espaciales para sacar el máximo provecho de esta nueva ventana. LIGO es sensible a las ondas gravitacionales dentro de la gama de 10 a 1000 ciclos por segundo (10 a 1000 Hz). Un sistema basado en el espacio sería capaz de detectar ondas a frecuencias mucho más bajas, de 0,0001 a 0,1 Hz, y detectar diferentes tipos de fuentes. La Nasa está trabajando en estrecha colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar un concepto para un observatorio de ondas gravitacionales con base en el espacio.
La ESA está actualmente liderando la misión LISA Pathfinder, lanzada el pasado 3 de diciembre desde Kourou, en la Guayana francesa.y ahora se encuentra en su fase de puesta en marcha, para demostrar las tecnologías que podrían utilizarse para un futuro observatorio de ondas gravitacionales con base en el espacio. La Nasa aportó su sistema de Reducción de Perturbaciones ST-7 a la carga útil como parte de esa manifestación.
Las misiones de la Nasa están buscando en el cielo rayos X y de rayos gamma señales fugaces de eventos LIGO. La detección de la luz emitida por una fuente de ondas gravitacionales permitiría una comprensión más profunda del evento a través de cualquiera de estas técnicas.