Vandenberg.- Jason-3, una misión satelital oceanográfica de EE UU y Europa con la participación de la Nasa, que hará el seguimiento de la crecida de los océanos, despegó desde la Base Aérea Vandenberg, en California, este domingo a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, cuyo intento de recuperación volvió a fracasar.
El lanzamiento consiguió su objetivo principal consistente en colocar en órbita el satélite científico, pero no logró superar la prueba de recuperación de la primera fase del cohete para su reutilización.
Tras el éxito conseguido el pasado 22 de diciembre logrando la proeza de lanzar un cohete al espacio para poner varios satélites en órbita, llevar suministros a la IIS y hacer un aterrizaje vertical en su regreso a la Tierra, ahora falló en su nuevo intento de prueba.
Por tercera vez en menos de un año, la compañía de transporte espacial SpaceX, del empresario Elon Musk, no ha logrado que aterrizase con éxito la primera fase de su cohete Falcon-9 en una plataforma flotante del océano. Los técnicos de SpaceX maniobraron según lo previsto, pero aterrizó de forma muy diferente rompiéndose una de las patas de aterrizaje.
El cohete había completado las fases iniciales tal y como estaba planeado. Pero cuando el Falcon 9 tomó tierra, uno de sus mecanismos de sujeción falló. Eso provocó que el aparato se golpeara violentamente contra la plataforma flotante y produjera una explosión.
Jason-3 es una misión internacional liderada por la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA), en colaboración con la Nasa, la agencia espacial francesa CNES, y la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT).
"Jason-3 tomará el pulso de nuestro planeta cambiante mediante la recopilación de información ambiental de los océanos del mundo", dijo Stephen Volz, administrador adjunto para satélites de NOAA.
La misión mejorará las previsiones del tiempo, el clima y las variaciones de los océanos, ayudará al Servicio Meteorológico Nacional de la NOAA y otras agencias meteorológicas del mundo y contribuirá a pronostican con mayor precisión el medioambiente y la fuerza de los ciclones tropicales.
"Jason-3 es un excelente ejemplo de cómo nuestra nación aprovecha la experiencia de la Nasa en el espacio y la exploración científica para ayudar a abordar los desafíos globales críticos en colaboración con la NOAA y nuestros socios internacionales", dijo John Grunsfeld, administrador asociado para la ciencia de la Nasa en Washington. "Las mediciones de Jason-3 avanzarán nuestros esfuerzos para entender la Tierra como un sistema integrado por el aumento de nuestro conocimiento de los cambios del nivel del mar y los roles de los océanos en el clima."
Minutos después de que Jason-3 se separase de la segunda etapa del cohete, la nave espacial se desplegaron sus paneles solares. Los controladores de tierra recibieron con éxito las señales de la nave espacial y los informes iniciales de telemetría mostraron que el satélite se encontraba en buen estado.
Jason-3 entró en órbita alrededor de los 25 kilómetros por debajo de Jason-2. La nueva nave espacial gradualmente se elevó hasta posicionarse en una órbita a 1.336 kilómetros para seguir la ruta de Jason-2. Ambas naves espaciales volarán en formación, realizarán mediciones casi simultáneas durante unos seis meses para permitir a los científicos calibrar con precisión los instrumentos de Jason-3.
Jason-3 comenzará sus operaciones científicas completas tras la fase de seis meses, junto a Jason-2, que se lanzó en 2008. Desde la órbita baja de la Tierra, Jason-3 medirá con precisión la altura de 95% de los océanos libres de hielo del mundo cada 10 días.