Estrasburgo.-Científicos europeos presentaron esta semana un prototipo de vivienda espacial como las que podrían instalarse en el futuro en Marte o en la Luna. Es una especie de cápsula desplegable, con dos camas, aseos y un sistema de reciclado de aire y agua.
El hábitat autodesplegable para entornos extremos (SHEE) es algo así como una casa prefabricada de 5 toneladas y media, capaz de viajar en una lanzadera espacial para desplegarse en unos minutos nada más tocar suelo en otro planeta. Puede albergar, en 17 a 18 metros cuadrados y 50 metros cúbicos, dos astronautas completamente autónomos durante dos semanas, explicaron sus diseñadores.
El objetivo del proyecto es desarrollar el hábitat planetario SHEE que se utilizará durante tareas similares en la Tierra. Los estudios acumulan una gran experiencia en el desarrollo y evolución de las futuras estructuras habitables extraterrestres. El uso de mano de obra humana en la construcción de hábitats para la superficie lunar o marciano es muy arriesgado, complejo y costoso. Para reducir estos inconvenientes, es imprescindible recurrir a métodos de auto-construcción
Este proyecto costó dos millones de euros financiados en un 75% por la Unión Europea (UE).
El prototipo no está pensado para instalarlo en Marte: ni sus paredes de fibra de vidrio y resina ni su impermeabilidad se ajustan a las normas de un viaje interplanetario. Tampoco está equipado con una esclusa de entrada y de salida para las escafandras, algo indispensable para Marte, explica Jérémi Gancet, un ingeniero belga experto en robótica, que trabajó en este proyecto para la compañía Space Applications Services.
En pocos meses el prototipo se instalará durante varias semanas en la zona de Río Tinto, en Huelva, para simular una experiencia en Marte. Los creadores del SHEE confían, además, en que la Agencia Espacial Europea (ESA) lo use para misiones de entrenamiento de sus astronautas.
Por su parte, la Nasa investiga también sobre módulos habitables, con la perspectiva de misiones a la Luna o a Marte, programadas para 2030. Se trata de unos proyectos "complementarios, más que rivales", según Gancet, que esboza las eventuales condiciones para una aplicación en el espacio. Habría que instalar, dice, varios módulos SHEE, conectados los unos con los otros, formando una especie de aldea en el planeta rojo, en el que los astronautas pasarían por lo menos unos meses. Y habría que reflexionar sobre cómo colocar, a su lado, depósitos de agua, comida y energía suficientes para cubrir sus necesidades.