Kourou.- Con la llegada del último par de satélites al puerto espacial europeo en la Guayana Francesa ha comenzado la siguiente campaña de lanzamiento del programa Galileo. Esto supone el comienzo de una apretada agenda que culminará con el lanzamiento a bordo de un Soyuz el próximo 17 de diciembre, el tercero de Galileo en este año.
El lanzamiento de los satélites 11 y 12 del sistema supondrá duplicar el número de satélites Galileo en el espacio en un año, lo que sitúa al programa en el punto de partida para comenzar sus servicios iniciales en 2016.
Los satélites Galileo 11 y 12 aterrizaron en el aeropuerto Cayenne-Félix Eboué, que estaba empapado por la lluvia, el pasado viernes. Todavía dentro de sus contenedores con aire acondicionado, los satélites se descargaron del Boeing 747 y se cargaron directamente en los camiones que estaban esperando para realizar el último tramo del trayecto al Puerto espacial.
Los contenedores se depositaron en las instalaciones S1A, donde se procedió a su desembalaje en condiciones asépticas.
Los dos satélites comenzaron su viaje el día anterior, cuando abandonaron el centro técnico de la ESA, ESTEC, en Noordwik, Países Bajos, tras haber completado una extensa fase de pruebas medioambientales para garantizar que estaban preparados para volar.
Fueron trasladados al Aeropuerto de Luxemburgo, desde donde debían salir a primera hora de la mañana siguiente.
La llegada de los satélites al lugar del lanzamiento es el último paso de una larga cadena de producción y pruebas que se desarrollan por toda Europa.
La construcción de los satélites es realizada por OHB en Bremen, Alemania, mientras que las cargas útiles corren a cargo de Surrey Satellite Technology Ltd., en Guildford, Reino Unido. Ambas empresas reciben a su vez suministros de subcontratistas de todo el continente.
A continuación, los satélites se trasladan a ESTEC, donde se someten a tests en los que se exponen por turnos, a las condiciones por las que pasaran en el entorno del lanzamiento y y el espacio, incluidos ruido, vacío intenso y temperaturas muy extremas.
Cada satélite se conecta también a toda la red terrestre internacional de Galileo durante varios días sin interrupción para verificar que funciona según lo previsto.