París.- La sonda Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA) espera que despierte su módulo Philae y sea capaz de enviar datos de nuevo a la Tierra a través de ella, según los científicos de la misión.
Tras su ‘aterrizaje’ en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, el módulo Philae sufrió un apagón de sus baterías como consecuencia de su ocultación al Sol. A partir del pasado domingo se ha abierto una ‘ventana’ para la conexión con la sonda Rosetta.
Según el gerente de proyectos del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), Stephan Ulamec, "lo más probable es que Philae se despierte en mayo o junio, pero no se quiere perder un momento si hay suficiente energía y una temperatura adecuada para empezar a operar más pronto”.
Para despertar y escuchar señales de Rosetta, Philae debe tener al menos 5,5 vatios y una temperatura de funcionamiento por encima de -45 grados Celsius. Con un poco más de energía, alrededor de 19 vatios, Philae sería capaz de devolver la "llamada". "Como ya hicimos el mes pasado, vamos a enviar órdenes ciegas al módulo que le ayude a hacer un uso óptimo de la energía para la calefacción y la comunicación", dice Ulamec.
Si Philae ya estuviera despierto, sería capaz de recibir y ejecutar los comandos enviados, aunque todavía no tiene el potencia suficiente para reconocer haberlo hecho. El equipo se mantiene entusiasmado con la perspectiva de que Philae despierte y sea capaz de enviar datos a la Tierra a través de Rosetta de nuevo.
Dentro exactamente de cuatro meses, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko alcanzará su perihelio, el punto de su trayectoria más próximo al Sol, a unos 185 millones de kilómetros del mismo, entre las órbitas de la Tierra y de Marte.
La sonda Rosetta de la ESA le acompaña en su viaje y ha estado observando su evolución desde su encuentro en agosto de 2014. A medida que las capas superficiales del cometa se calientan, el hielo se sublima y arrastra con él partículas de polvo. Esta mezcla se expande lentamente en el vacío del espacio para crear la atmósfera difusa del cometa.
Este proceso va en aumento mientras el cometa se sigue acercando al Sol y la presión del viento solar arrastra la coma hasta formar las características colas cometarias, una de gas y otra de polvo. La coma del cometa puede llegar a alcanzar un diámetro de decenas de miles de kilómetros y las colas una extensión de cientos de miles de kilómetros, siendo posible observarlas desde la Tierra con la ayuda de telescopios.
Pero son los datos que recogerá Rosetta, en órbita a unas pocas decenas de kilómetros sobre la superficie del cometa, los que nos permitirán estudiar en detalle el origen de la actividad cometaria, poniendo en contexto las observaciones realizadas desde la Tierra. Un mosaico de fotos publicadas por la ESA muestra la evolución de la actividad del cometa entre el 31 de enero y el 25 de marzo, vista desde distintos ángulos mientras Rosetta se encontraba a una distancia de entre 30 y 100 kilómetros de su superficie. En este periodo de tiempo, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko se acercó de 363 a 300 millones de kilómetros del Sol.
Rosetta continuará acompañando al cometa después de su paso por el perihelio, para observar cómo disminuye su actividad a medida que se aleja del Sol y se vuelve a adentrar en el Sistema Solar exterior.