Barcelona.- “En 15 años los drones formarán parte de nuestra vida cotidiana”, asegura el ingeniero aeronáutico Denis Koehl, asesor europeo del programa SESAR de la Unión Europea para modernizar el sistema europeo del tráfico aéreo, con ocasión de su conferencia en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación y Aeroespacial de Castelldefels (EETAC).
Koehl tiene claro que los 'drones' han venido para quedarse. Por eso cree que hay que crear las condiciones adecuadas para que puedan operar legalmente e impulsar proyectos innovadores que se traduzcan en actividades comerciales o servicios, y hacerlo con la complicidad de todos los agentes vinculados.
Los drones, vehículos aéreos no tripulados oficialmente denominados RPAS (Remotely Piloted Air Systems), se están utilizando ampliamente en diversos sectores civiles. Sus pequeñas dimensiones y el hecho de estar dirigidos por pilotos de forma remota, los hacen idóneos para actividades como el control ambiental, de cultivos, de instalaciones eléctricas o de infraestructuras críticas, la filmación de eventos desde el aire, la vigilancia aérea de la actividad en determinados lugares, así como aliados ante tragedias como incendios forestales, desastres naturales o, incluso, emergencias médicas.
Ante tantas posibilidades de aplicaciones, el uso de estos aparatos, utilizados desde mediados del siglo pasado en actividades militares, se está popularizando entre aficionados, entre empresas con nuevas ideas de negocio, entre los medios de comunicación y en el campo de la ingeniería aeroespacial. De hecho, la Unión Europea estima que la evolución de este sector se traducirá en un volumen de negocio de 15.000 millones de euros anuales y la creación de 250.000 puestos de trabajo hasta 2015.