Washington.- La Nasa celebra este martes el centenario de la fundación de su predecesor, el Comité Consultivo Nacional para la Aeronáutica (NACA).
Con un presupuesto pequeño y personal no remunerado, el NACA comenzó a desarrollar las capacidades que EE UU necesitaba para conseguir el liderazgo en el sector aeronáutico. A lo largo y más allá de la Segunda Guerra Mundial, la NACA desarrolló o contribuyó a desarrollar muchos avances aeronáuticos que todavía se utilizan hoy en día: carenados de motor para tren de aterrizaje retráctil y compresores de motores a reacción y turbinas.
En la década de los 50 del pasado siglo el foco del país empezó a centrase en el espacio. En enero de 1958, el equipo del Ejército de Estados Unidos en Huntsville dirigido por Von Braun diseñó el vehículo de lanzamiento para el Explorer I, el primer satélite norteamericano. En mayo de ese año se dieron los últimos toques para la transformación del NACA en la Nasa y así nació también la Oficina de Programas de Vuelos Espaciales de la agencia espacial.
Así se decidió que los 7.500 empleados del NACA y los 300 millones de dólares en instalaciones se traspasaran el 1 de octubre de 1958 a la nueva agencia. Algunas de las mentes más brillantes del NACA se convirtieron en líderes de la carrera espacial y directores de centros de investigación de la Nasa. Un ex empleado del NACA marcó las primeras huellas del hombre en la Luna.
Fue esa institución y el ejercicio visionario de una gran cantidad de mentes brillantes las que lograron consolidar en un siglo avances tecnológicos y científicos que han permitido a la sociedad conocer y alcanzar metas insospechadas en el quehacer y desarrollo del ser humano y de sus alcances como sociedad.
De esta forma y durante 35 años el NACA conjuntó a una serie de científicos, ingenieros y hombres emprendedores para consolidar metas que otras naciones no se habían propuesto y superar barreras tecnológicas que hoy son el pilar de las modernas máquinas que nos sirven como mecanismos de comunicación y transporte.