En Madrid no hay playa, qué se la va a hacer! Ahí parece que han encontrado los responsables de Aena uno de los factores que “probablemente han influido” en el descenso del tráfico de pasajeros en el aeropuerto madrileño en los tres últimos años, según apuntan en el folleto informativo de la OPV registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
The Refrescos fue un grupo musical que hace 25 años, en las postrimerías de la movida madrileña, ya descubrió ese fallo capitalino cuando lanzó su tema “Aquí no hay playa”. Fue un hit, no solo canción del verano, sino que no dejó de sonar durante el año por todas las emisoras e incluso recibió el apoyo del ejecutivo de la Comunidad de Madrid.
En ella se contraponían los valores de la capital de España a su gran defecto: aquí no hay playa. ”Podéis tener Retiro, Casa Campo y Ateneo,/ podéis tener mil cines, mil teatros, mil museos,/ podéis tener Corrala, organillos y chulapas,/ pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya!,/ aquí no hay playa.¡Vaya, vaya!/ No hay playa.¡Vaya, vaya!”
Los directivos actuales de Aena, a la hora de explicar la extraordinaria pérdida de pasajeros en el aeropuerto de Barajas, precisamente durante los tres años de su gestión, han hecho un gran descubrimiento: entre las principales causas del descenso del tráfico aéreo en ese periodo está el hecho de que en Madrid ¡ay! no hay playa. ¡Vaya, vaya!
El aeropuerto madrileño ha perdido en los últimos siete años casi 11 millones de pasajeros, es decir, un 20%. Y en los tres últimos ejercicios, justo desde que llegó el actual equipo del Ministerio de Fomento, 8 millones de viajeros, lo que supone una pérdida del 15,8%. Aena reconoce que su negocio depende directamente de los niveles de tráfico de pasajeros y de operaciones. En consecuencia, admite que su valor está íntimamente vinculado a las fluctuaciones del volumen de viajeros en sus aeropuertos. La culpa, pues, de esa pérdida de valor la tiene Madrid, a la que ha abandonado el mar. Como si la Comunidad autónoma madrileña hubiera estado arrullada por las olas justamente hasta hace tres años.
Pero no. Madrid ni tiene playa ahora ni contaba con ella hace siete años, cuando el aeropuerto madrileño recibió casi 11 millones más de viajeros que en el año pasado o hace tan solo tres años cuando Barajas registró 8 millones más que en 2014. Tampoco la bañaba el mar hace venticinco años, cuando lo cantaban The Refrescos y cuando los entonces gestores de Aena vieron que el aeropuerto madrileño se iba quedando pequeño y se le estallaban las costuras.
Grave defecto de visión, falta de perspectiva y horizonte, sin duda, de quienes planearon la ampliación del aeropuerto, que provocaron una inversión de casi 7.000 millones de euros para levantar la nueva T4 con el fin de acoger los 70 millones de pasajeros y elevar de 78 a 120 el número de operaciones a la hora que se preveía para los siguientes años. No vieron que Madrid no tiene playa. ¡Vaya, vaya!
A primeros de febrero de 2006, el presidente entonces del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la inauguración de la T4, calificó el nuevo Barajas de "motor fundamental" de la economía española. Pero, ¡qué miopía, qué falta de visión! O por el contrario, ¡qué capacidad de imaginación, qué amplificadores, qué lentes de aumento! Porque, ¿dónde está el mar, dónde la playa?
Para los actuales gestores de Aena, “existen cinco factores principales que han motivado el descenso de pasajeros en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas”. Y entre esas cinco causas principales está la “pérdida de peso de Madrid como destino turístico”, probablemente, por su déficit playero .
Y así explican las razones de ese repentino ‘adelgazamiento’ de la capital de España en cuanto a su atracción turística, a pesar de acoger la sede permanente de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y Fitur, una de las ferias del sector más importantes del mundo y cuya XXXV edición se celebra precisamente en estos días en los que Madrid se convierte en la capital mundial del turismo.
“Un factor determinante en la elección de una ruta es el destino”, dice Aena en su folleto. Y añade: “La demanda de tráfico de un aeropuerto está influida directamente por la demanda para realizar negocios o turismo que ofrece el destino donde se sitúa el aeropuerto. En ese sentido, Madrid ha tenido un comportamiento diferente al de otros destinos españoles en lo que probablemente ha influido que no dispone de una oferta de sol y playa”. Pues ¡vaya, vaya!