Barcelona.- Edward F. Crawley, profesor de Aeronáutica y Astronáutica y de Sistemas de Ingeniería en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), rector del Instituto Skolkovo de Ciencia y Tecnología de Moscú y uno de los fundadores de la CDIO Initiative, busca cómo acercar las capacidades y habilidades de los ingenieros a los problemas reales de la sociedad.
El método CDIO quiere reducir la distancia entre el perfil de formación de los profesionales de la ingeniería y las competencias necesarias para resolver los retos de la sociedad. Actualmente, un centenar de universidades de todo el mundo la han adoptado como marco para la planificación curricular y la evaluación basada en los resultados. La ETSETB ha sido pionera en España en la implementación de este método en el diseño los nuevos planes de estudios y ha introducido varios cambios-como asignaturas específicas de proyectos que van ganando complejidad curso por curso-, algo que ya ha hecho que se conozca como el "modelo Barcelona".
Crawley, que ha sido responsable del Comité Asesor de la Nasa, director del departamento AeroAstro del MIT y ahora rector de la nueva universidad fundada en 2011 cerca de Moscú, ha participado en la X Conferencia Internacional CDIO, que ha reunido la pasada semana en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) a 300 personas de todo el mundo, entre rectores y directores de escuelas de ingeniería, para debatir sobre la formación de los futuros ingenieros a partir de esta innovadora metodología.
“Debemos pensar en cómo educamos a los estudiantes para que se atrevan a arriesgarse: porque el riesgo está presente en cualquier nuevo proyecto que emprendemos. Debemos plantearles proyectos en los que tengan que tomar riesgos, que aprendan a identificarlos y evaluarlos, y que aprendan de los éxitos y fracasos. De hecho, un 45% de los estudiantes de la Skoltech de Moscú ya están implicados en proyectos o empresas start-up. Para enseñar emprendimiento e innovación, es básico integrar este tipo de experiencias en los currículos de ingeniería. En 1997 en el MIT hicimos un análisis estratégico que nos hizo ver la necesidad que tiene la industria de disponer de ingenieros con conocimientos más aplicados en el mercado. Los años setenta, la educación de la ingeniería se basaba en la práctica, pero a partir de los ochenta nos decantamos hacia la enseñanza más científica. Pero en este camino perdimos la riqueza de aprender cómo trabajan los ingenieros en el mundo laboral y cómo se enfrentan a los problemas que se encuentran en su día a día”, ha dicho en Barcelona el profesor norteamericano.
Tenemos que encontrar el equilibrio entre teoría y práctica. Los conocimientos teóricos son básicos en ingeniería. Pero es esencial que el profesor comprenda que los estudiantes pueden aprender estos conceptos de maneras muy diferentes y que hay que encontrar cuál es la mejor forma de trabajarlo en el aula: a través de conferencias, debates en grupos reducidos, prácticas en laboratorios, proyectos … El CDIO es, de hecho, el intento de reequilibrar la importancia de la teoría y la aplicación práctica en la ingeniería”, ha concluido.