Madrid.- Ryanair llevó a cabo actos de denigración al realizar manifestaciones no verdaderas que menoscabaron el crédito de Atrápalo mediante mensajes insultantes e innecesarios sobre su comportamiento profesional que iban más allá de la mera crítica, así como al descalificar el comportamiento profesional de la agencia, poniendo en duda su probidad o ética.
Así concluye la Sala Primera del Tribunal Supremo en una sentencia de la que es ponente el magistrado Ferrándiz Gabriel. El fallo, sin embargo, estima parcialmente un recurso de casación interpuesto por Ryanair contra Atrápalo en un litigio en el que esta agencia de viajes on line demandó a Ryanair por la realización de actos de competencia desleal.
La demanda fue estimada parcialmente en primera instancia, declarando que Ryanair, como compañía de vuelos de bajo coste, había realizado actos de denigración y contrarios a la buena fe contra Atrápalo. Esta sentencia fue confirmada por la Audiencia Provincial de Barcelona, que además consideró también contrario a los estándares de conducta la inclusión por Ryanair de una cláusula en sus contratos que obligaba a reservar directamente en su página web.
Ryanair interpuso recurso de casación contra esta sentencia, que ha sido estimado parcialmente en el único aspecto de declarar que la inclusión en las condiciones generales de contratación de la cláusula de reserva on line directamente con Ryanair no se podía considerar un acto contrario a la buena fe, sino una previsión dirigida a regular la relación jurídica entre las partes de los contratos futuros cuya validez y eficacia debía realizarse desde otro tipo de control, distinto al pretendido por Atrápalo.
Pero el fallo del Supremo confirma el resto de pronunciamientos de la sentencia recurrida y considera que Ryanair llevó a cabo actos de denigración al realizar manifestaciones no verdaderas que menoscabaron el crédito de Atrápalo.
También concluye la sentencia del Alto Tribunal que, en la ponderación entre el derecho a la reputación de Atrápalo y la libertad de expresión de Ryanair, necesaria para determinar cuál de los derechos protegidos es, a la vista de las circunstancias del caso, el más digno de protección, debe tenerse en cuenta que Ryanair “difundió expresiones insultantes que provocan objetivamente el descrédito de las personas concernidas” y que “las manifestaciones que, en la sentencia recurrida, se atribuyen a la ahora recurrente no constituyen una crítica de la actividad profesional de las agencias on-line, entre ellas, Atrápalo, sino una descalificación injuriosa e innecesaria del comportamiento profesional, mediante expresiones que ponen en duda o menosprecian, sin más, la probidad o la ética de las mismas en el desempeño de la actividad a que se dedican”.