Madrid.- Se estrena estos días en España “El viento se levanta”, la última película, una obra maestra a decir de algunos críticos, con la que se despide el genio japonés de la animación Hayao Miyazaki. Y lo hace con un homenaje a Jiro Horikoshi, el ingeniero aeronáutico más importante de su país, el padre del Mitsubishi A6M, más conocido como Zero, el avión de guerra más potente de su época.
Horikoshi fue el diseñador del avión que bombardeó Pearl Harbour y el responsable máximo de muchos de los diseños de cazas de combate japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Pero su trabajo chocaba frontalmente con su espíritu sensible y apasionado.
El film de Miyazaki se basa en la novela del escritor Tatsuo Hori, que cuenta la historia del joven ingeniero aeronáutico Jiro Horikoshi, con el terremoto que destruyó Japón en 1923 como fondo, junto a la posterior crisis y la gran guerra. Pero no se trata de una biografía convencional, sino que Miyazaki entrega una historia plenamente adulta y realista, donde no faltan ingeniosos pasajes oníricos, como la aparición de otro ingeniero aeronáutico, el italiano Gianni Caproni, inspiración muy especial para Jiro Horikoshi, que sueña con volar y diseñar hermosos aviones.
Corto de vista desde niño y por ello incapaz de volar, se une a la división aeronáutica de una compañía de ingeniería en 1927. Su genio pronto es reconocido y se convierte en uno de los más prestigiosos diseñadores aeronáuticos.
La película en formato de animación, recrea hechos históricos que marcaron la vida del ingeniero aeronáutico japonés, como el terremoto de Kanto de 1923, la Gran Depresión, la epidemia de tuberculosis y la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
La cinta, según ha visto algún crítico, está dividida en dos partes diferenciadas: la onírica, que narra los sueños de su protagonista por conseguir la libertad que supone volar, y la realista en la que se ve su lucha por construir ese avión y aprovechar todo lo posible su historia de amor.