Madrid.- El Instituto de Microgravedad Ignacio Da Riva de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha participado en la misión del telescopio solar Sunrise II, un proyecto internacional de investigación del Sol.
“Es una satisfacción personal ver cómo se materializan añ;os de esfuerzo”. Así explica Isabel Pérez Grande, profesora de la ETSI Aeronáuticos de la UPM y responsable de la contribución del Instituto de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR) al proyecto Sunrise II, el momento del despegue en Kiruna, en Suecia, que vivió junto con otras cincuenta personas, asistentes privilegiados a este nuevo hito científico.
El telescopio solar Sunrise II despegó el pasado 12 de junio desde la base Esrange que la Swedish Space Corporation posee cerca de Kiruna. El globo, un LDB (Long Duration Balloon) de la Nasa, de un millón de metros cúbicos, ha sido operado por el equipo de Nasa Columbia Scientific Balloon Facility, aterrizando el pasado 17 de junio en la península canadiense de Boothia, tras un viaje de 5 días y 5 horas durante los cuales ha circunnavegado al norte del Círculo Polar ártico a una altitud de 38 kilómetros sobre la superficie terrestre.
Sunrise II es la segunda misión de este telescopio, que realizó un vuelo similar en 2009, alcanzando un éxito sin precedentes en el conocimiento de la estructura y la dinámica del campo magnético solar permitiendo a los científicos observaciones con una resolución de 100 kilómetros en la superficie solar. La calidad de las observaciones se obtiene gracias a su espejo primario de un metro de diámetro, su posición privilegiada en la estratosfera donde la densidad del aire ya es muy baja y la visión permanente del sol durante el verano polar.
El equipo del IDR forma parte del grupo de trabajo de ingeniería de sistemas de Sunrise. En particular, se ha encargado del control térmico de la estructura PFI (Post Focus Instrumentation) y del rack de equipos electrónicos de la estructura PFI, elementos muy exigidos desde el punto de vista térmico, así como del control térmico a nivel de sistemas de Sunrise, es decir la coordinación del diseñ;o térmico global. “El diseñ;o del subsistema de control térmico en vehículos de este tipo es fundamental, ya que la carga de pago se encuentra sometida a condiciones ambiente muy severas, similares a las que se encuentran en un vehículo espacial, y es necesario garantizar que los delicados componentes optomecánicos y electrónicos estén en todo momento dentro del rango de temperaturas adecuado para su óptimo funcionamiento”, afirma Isabel Pérez Grande.
La experiencia del vuelo de 2009 ha permitido mejorar la eficiencia de Sunrise, pues con los datos obtenidos, se ha procedido a reajustar el diseñ;o. Se ha concluido que no era necesaria tanta potencia para los equipos embarcados, por lo que para Sunrise II se ha realizado una reconfiguración de la estructura de los paneles solares y de los racks de la electrónica.
“Nuestro trabajo es de carácter técnico, consiste en dar soporte a los científicos, lo que permite que avance el conocimiento; estamos en segundo lugar, pero nuestra aportación es fundamental para la continuidad de los proyectos”, sostiene la profesora. La contribución de IDR a este proyecto ha sido financiada por el Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación (Ministerio de Economía y Competitividad).
El trabajo del equipo IDR/UPM recibió el premio William Sweet Smith (en la edición de 2011) al mejor artículo del añ;o sobre un tema aeroespacial otorgado por la Institution of Mechanical Engineers (Reino Unido). El artículo, titulado “Thermal Control of Sunrise, a Balloon Borne Solar Telescope”, fue escrito por Isabel Pérez Grande, ángel Sanz Andrés, Nikolai Bezdenejnykh, Assal Farrahi, Peter Barthol y Reinhard Meller, y publicado en Proceedings of the Institution of Mechanical Engineers, Part G, Journal of Aerospace Engineering.
El jurado valoró positivamente la fácil lectura del artículo, así como la comparación que éste realiza entre los resultados de los modelos basados en la teoría y los datos experimentales del vuelo científico. Además, la inclusión de cifras y esquemas que unen el trabajo práctico con las predicciones previamente calculadas se han estimado oportunas. Todo ello permite que las conclusiones presentadas “puedan ser usadas para futuras misiones”, según recoge el acta de adjudicación del premio.