París.- El satélite Proba-V de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyo objetivo principal es estudiar la evolución vegetal de la Tierra, se ha convertido en potencial controlador aéreo al ser el primero en recibir desde el espacio la señ;al de aeronaves en vuelo por todo el planeta.
"Hemos conseguido demostrar que estas señ;ales de control aéreo de relativamente baja potencia pueden ser detectadas directamente desde el espacio, sin necesidad de realizar ninguna modificación en los equipos de a bordo de las aeronaves", explica Toni Delovski, del Centro Aeroespacial Alemán DLR, supervisor del experimento.
"Ahora queremos seguir probando y determinar cuántas aeronaves podemos detectar en la práctica, y de qué tipo, ya que existen distintas categorías de sistemas de a bordo, cuya potencia está relacionada con el tamañ;o de la aeronave.Este estudio preparará el camino para monitorizar de forma operacional aeronaves desde el espacio en un futuro próximo", agregó Delovski.
El principal objetivo de la misión Proba-V, lanzada el pasado 7 de mayo, es estudiar la evolución de la cubierta vegetal de nuestro planeta cada dos días. Sin embargo, este mini satélite de menos de un metro cúbico también sirve como laboratorio en miniatura para probar nuevas tecnologías en el espacio.
Entre estos 'demostradores tecnológicos' se encuentra un experimento diseñ;ado para detectar las señ;ales de radiodifusión del sistema de Vigilancia Dependiente Automática (ADS-B) emitidas por las aeronaves en vuelo, desarrollado por el DLR en cooperación con la compañ;ía luxemburguesa SES TechCom.
Las aeronaves equipadas con sistemas ADS-B emiten una señ;al a intervalos regulares que contiene información sobre su velocidad, posición y altitud. Está previsto que en los próximos añ;os todas las aeronaves que crucen el espacio aéreo europeo estén equipadas con este sistema.
Actualmente se están instalando receptores ADS-B como parte de la infraestructura de tierra para la gestión del tráfico aéreo, como complemento de los sistemas radar tradicionales. "Sin embargo, en la mayor parte del planeta, como en las regiones muy remotas o sobre los océanos, no es económicamente viable o técnicamente posible instalar equipos de tierra, ya sean radares o receptores ADS-B", dice Delovski.
"En estas situaciones, la capacidad de monitorizar el tráfico aéreo desde el espacio ofrece un gran potencial en términos de seguridad, incluyendo la posibilidad de implementar servicios de búsqueda y salvamento en el espacio aéreo que quede fuera de la cobertura de los equipos de tierra. Las ventajas de suprimir estas zonas muertas son evidentes. Por otra parte, podría permitir reducir la separación entre las aeronaves en tránsito o abrir rutas más eficientes, aumentando la capacidad del tráfico aéreo y reduciendo el consumo de combustible y las emisiones de dióxido de carbono", añ;adió.
"Es otro gran logro de la familia de satélites Proba de la ESA, diseñ;ada para probar en el espacio nuevas tecnologías europeas", comenta Frédéric Teston, supervisor de la serie de satélites Proba desde el programa de la ESA, responsable de ofrecer oportunidades de vuelo para nuevas tecnologías.
Proba-V es un satélite miniaturizado de la ESA con una misión de gran envergadura. Actualmente se encuentra en la fase de puesta en servicio en órbita. Es el nuevo miembro de la familia Proba de pequeñ;as misiones espaciales de bajo coste, diseñ;adas para probar en el espacio nuevas tecnologías europeas. Además de su instrumento principal para el estudio de la vegetación, Proba-V también transporta una serie de demostradores tecnológicos.
Entre estas cargas útiles secundarias se encuentran dos innovadores detectores de radiación, un amplificador de comunicaciones basado en un semiconductor de altas prestaciones, el nitruro de galio, y conectores de fibra óptica de alta capacidad y bajo peso.