Madrid.- La paralización de los B787 Dreamliner para el principal operador del aparato, la compañía aérea japonesa All Nippon Airways (ANA) supone un millón diario de dólares, según estiman los analistas de costes. Las otras ocho compañías operadoras del B787 también acusan el coste, al igual que los aeropuertos de origen y destino de sus vuelos.
El 16 de enero, después de un segundo incidente en pocos días con una batería de litio y el aterrizaje de emergencia de un 787 de ANA en Japón, la Administración Federal de Aviación americana (FAA) publicó una Directiva de Aeronavegabilidad de Emergencia ordenando a las empresas estadounidenses interrumpir temporalmente los vuelos de sus B787.
Un total de cincuenta aviones B787 se encuentran desde entonces en el suelo hasta nueva orden que, según han advertido recientemente las autoridades estadounidenses y japonesas, tardará aún algunas semanas en llegar.
ANA, con 17 aviones B787 en su flota, ha estimado recientemente que la paralización de sus aviones en las dos semanas de enero le ha supuesto un coste de 11 millones de euros. Y tras la última comunicación de la FAA relativa a la marcha de la investigación, la aerolínea japonesa prevé la cancelación de 681 vuelos en marzo, con lo que el número total de vuelos cancelados entre el 16 de enero y 31 de marzo será de 1.887 y 126.200 el total de pasajeros afectados por esa paralización desde mediados de enero.
ANA no ha reclamado aún a Boeing indemnización por daños y perjuicios por el lucro cesante por la cancelación de vuelos. Pero podría hacerlo una vez clarificada la situación, según indicó un portavoz de la compañía.
La otra compañía japonesa operadora de aviones B787, Japan Ailines (JAL) se ve menos perjudicada porque sólo cuenta con 7 aviones de este modelo en servicio. Pero también se replantea sus objetivos al respecto. Según la aerolínea, entre enero y marzo, el lucro cesante por la obligación de mantener en el suelo sus aviones B787, supondrá del orden de 10 millones de euros, lo que redundará negativamente en más de 6,36 millones de euros sobre sus resultados del ejercicio anual que acaba precisamente en marzo.
Con la paralización de sus B787, Boeing ha suspendido las entregas de nuevos aparatos destinados a sus clientes hasta nueva orden. JAL debería recibir aún tres B787 más de aquí a finales de marzo y hasta finales de 2016 un total de 33 aviones; pero la compañía duda de que eso se pueda llevar a cabo. Según su presidente, Yoshiharu Ueki, la aerolínea exigirá a Boeing indemnizaciones por daños y perjuicios una vez concretados los costes de la paralización de los aviones.
Lo mismo ocurre con el único operador europeo, la aerolínea polaca LOT, ya en serias dificultades financieras antes de fundar sus esperanzas de futuro en la explotación del Dreamiliner. Según un portavoz de la compañía, “están anotando los costes que suponen la paralización de sus dos B787 y en su momento exigirán cuentas a Boeing”.
Los aeropuertos también acusan la pérdida de ingresos causada por la inmovilización de los B787 por un tiempo indeterminado. El aeropuerto de San José, en California, tenía en el B787 su confianza de reducir los costes de combustible. Sus responsables estiman en un promedio de unos 160.000 euros para la zona de South Bay, donde se encuentra el aeropuerto, las pérdidas ligadas al muy rentable vuelo de ANA entre San José y Tokio.