Washington.- Un diario norteamericano acusó la pasada semana a la Administración Federal de Aviación (FAA) norteamericana de haber dejado en manos de la propia constructora aeronáutica Boeing la supervisión sobre su nuevo B787 Dreamliner, cuyas unidades entregadas se encuentran inmovilizadas desde hace casi un mes.
Kyung M. Song firmó el pasado lunes en “Seattle Times” una información titulada “Critican a la FAA por haber externalizado en Boeing la inspección de seguridad del B787”. Y en ella se dice: “Los problemas de las baterías de litio que han dejado inmovilizados por tiempo indeterminado los B787 Dreamliner que operaban en todo el mundo plantean interrogantes sobre la certificación de este avión por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) norteamericana. Pero pocos conocen que fue Boeing y no los inspectores de la FAA los que en gran parte avalaron la seguridad del Dreamliner”.
“Los ensayos de las baterías de iones de litio, que se encuentran en el centro de una crisis sin precedentes en la constructora aeronáutica norteamericana,fueron realizados por la propia compañía. Y los responsables de la FAA designados por ésta para verificar que las baterías se ajustaban a la normativa de seguridad también eran empleados de Boeing”, añade el redactor de la noticia.
El pasado jueves, durante su conferencia de prensa, la presidenta del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte de EE.UU. (NTSB), Deborah Hersman, dejó claro que la investigación había tomado un nuevo giro. El NTSB se centra ahora en los procedimientos de certificación realizados por la FAA. «Para identificar la causas, nosotros debemos identificar los escenarios (….) Más allá de eso, está el tema de la certificación», dijo la presidenta de la NTSB.
Según Deborah Hersman, los escapes de humo registrados en los dos aviones japoneses nunca se hubieran producido, según datos de la certificación de dispositivos proporcionados por el fabricante. Y ahí está el problema.
El periódico critica el cambio hacia la «autocertificación» acelerado durante la última década a pesar de que los técnicos insistían en que los avances en las tecnologías aeroespaciales han creado una mayor necesidad de una inspección más independiente. “En virtud de la racionalización iniciada en 2005, la FAA concedió a Boeing supervisar los nuevos planes de producción y aprobar las reparaciones y modificaciones importantes en sus propias instalaciones”, indica el rotativo.
El diario americano recuerda que en una revisión de 2011, el inspector general del Departamento de Transporte descubrió que la FAA en un caso delegó en agentes externos el 90% de la resolución sobre el cumplimiento de la normativa a propósito del diseño de nuevos aviones. La Oficina del inspector general no identificó a la empresa, pero el informe se centró en Boeing, Cessna Aircraft y Bombardier Learjet.
La FAA está examinando su propia certificación de los 787 en 2011, mientras continúa una investigación internacional sobre las causas del incendio y otro mal funcionamiento de las baterías ocurridos el mes pasado en el emblemático Dreamliner de Boeing.
El periódico responde así al portavoz de Boeing, Bret Jensen, que asegura que el 787 había sido sometido a una mayor investigación por parte de la FAA que cualquier otro avión anterior. «Confiamos en el proceso normativo aplicado al 787 desde su diseño y confiamos en la seguridad y calidad incorporada a nuestros productos», dijo Jensen.